lunes, 22 de abril de 2013

Un viaje


La vida es el camino hacia el destino.
Y tú, un autoestopista.

Puedes recorrer el camino en soledad,
o dejar que te recojan las personas
que se cruzan en él “casualmente".

Pasan los kilómetros,
y muchas de ellas no van
hacía donde tú quieres ir.
O de la forma a la que quieres.

Puedes optar por proseguir con ellas
y quedarte dormido.

Perdiéndote así el trayecto.

Y todo por miedo a quedarte en la soledad
de la cuneta.
Por miedo a no encontrar a otro viajero.
Con el que continuar.

O por ser fiel a ti mismo,
y bajarte en el momento que creas oportuno.

Coger la mochila de tus principios
y seguir caminando sin mirar hacia atrás.

Seguir andando.

Es lo primero que te enseñaron tus padres,
¿Recuerdas?

Habrá días en los que correrá viento a favor,
otros en contra.
Te encontrarás amaneceres lluviosos, tormentas...
Las condiciones no serán siempre favorables.
Te caerás infinitas veces.

Llora si lo necesitas. Es lo que tienen las caídas, que duelen.
Pero levántate.

Eso hacías cuando no llegabas aún al pomo de la puerta, ¿no?

Al fin y al cabo, sólo somos niños pero, con más experiencia.

Continúa con TU viaje disfrutando de lo bueno y aprendiendo de lo malo.

Las personas no pararán si no te dejas ver. No lo olvides.

La felicidad te está esperando con los brazos abiertos.
Con ganas de conocer a la esperanza.

Y...

Ya sabemos todos lo que le gusta al destino disfrazarse.

domingo, 14 de abril de 2013

Misterio


Los días nublados te hacen valorar, cuando lleguen,
los destellos del Sol.

Sólo, tienes que, esperar.
Esperar y esperar...

Sólo, tienes que, creer.

Creer en lo que algunas personas dicen ver.

Dicen que existe, una luz misteriosa.
Una inmensa fuente de energía
Una réplica más fuerte,
del terremoto de sentimientos,
de 9,1 en la escala de sensaciones.

Un tsunami de nuevas experiencias
donde todo converge a ti.

De algo que crees haber vivido.

Y dicen que, aparece, fugazmente.

Y que sólo se queda si, crees que existe.

Dicen que te recorre todo el cuerpo,
empezando por los ojos.
Tal es su impacto, que,
te obliga voluntariamente
a cerrarlos.

Y una vez no puedes ver,
te invita a sentir.
A conocer algo desconocido.

Dicen que coge de rehén a tu mente.
Que se desliza por tu cuello con destino tu pecho.
Que llega hasta la región noreste,
a un reino llamado corazón.

Y que pretende pasar por las diminutas
puertas cerradas de la gran muralla que
te protege. Infranqueables.

Que ésta energía se convierte en regalo.
Con forma de corcel.

Una vez dentro, provoca una guerra
en forma de palpitaciones.
Y, sin darte cuenta,
ya ha conquistado todo tu reino.

De rehén tu mente.
De esclavo, tu corazón.
Esposado,
y jamás te has sentido tan libre.

Disfruta de tus días de lluvia.
Los días malos hacen posibles los buenos.

Sólo, tienes que, disfrutar de la travesía. 
Y no olvidar que cada piedra con la que tropiezas, 
también forma parte del camino.

y porque... ya sabes,

unas veces se gana, y otras se aprende.